Fase 1: La experiencia del entorno
Para realizar esta práctica, me he situado en el balcón de mi habitación, desde dónde puedo observar varios bloques de pisos, todos de altura similar y habitados la gran mayoría. Tienen un diseño poco elaborado en el que prima la funcionalidad sobre la belleza.
Desde mi posición, se puede ver que cada una de las plantas del edificio que tengo frente a mí, está dotada de un balcón separado por un tabique (lo que puede significar que hay varias viviendas en cada planta) y ventanas de varios tamaños. En la parte inferior del edificio hay una cafetería. Esto explica el movimiento de personas que hay en la calle, que entran y salen del edificio. También pasa gente con bolsas de la compra, ya que a la parte posterior del edificio hay un supermercado.
El edificio que hay detrás por el contrario no tiene balcones, pero dispone de mayor número de ventanas. Debajo de este edificio hay una óptica, pero, por la hora que es, debe de estar cerrada.
A mi derecha puedo ver la Plaza del Cedro, un pequeño parque por el que discurre gente con niños y perros. No puedo observar muy bien lo que está haciendo la gente desde aquí porque la vegetación es bastante alta y estoy situado en un segundo piso.
He elegido posicionarme en el balcón de mi habitación porque yo vivo en un pueblo muy pequeño por el que apenas hay ningún movimiento y sin embargo aquí en Valencia, se puede ver a un montón de gente diferente a lo largo de la tarde.
Esta experiencia me hace sentir bien y me transmite calma el escuchar el sonido de los pájaros del parque que se puede escuchar casi a la perfección ya que el tráfico no es muy abundante.
Lo único molesto que puedo encontrar en esta situación es el tamaño de la puerta de mi balcón, ya que no me permite sacar la silla fuera para poder observar mejor el entorno, ya que en cuanto a ruido, no me puedo quejar porque es insignificante.
Si en lugar de estar aquí estuviese en un lugar más transitado, no estaría tan calmado como ahora mismo, pero si estuviese en un sitio demasiado tranquilo como mi pueblo, mirar por el balcón sería algo muy aburrido y monótono.
Las condiciones del espacio sí influyen sobre sus ocupantes porque mucha gente que pasea por la calle son familias que van al parque, grupos de amigos que se sientan en la terraza de la cafetería.
Si soy totalmente sincero, no cambiaría nada, ya que hay un equilibrio de tranquilidad y movimiento que pocas veces he experimentado, que a lo mejor se debe a que nunca me he detenido a observar un entorno, pero ahora que lo he hecho me pregunto por qué no lo he hecho antes.